Impresiones sobre la práctica del Aikido.

Lo que me llevó a practicar Aikido fue un cúmulo de circunstancias, entre otras cosas, cierta nostalgia de aquellos años atrás, en los que habia practicado otras artes marciales y no haber colmado mis expectativas.
Luego el apoyo incondicional de mi familia, así como ese toquecito o impulso final por parte de otros...para dar el paso.
Entonces con cierta inquietud y curiosidad, vas hurgando por ahi, por allá...hasta que viendo los reportajes de Aikido de la Escuela Agatsu Dojo, me impresiono de tal manera que fue el lugar elegido.
Así que, probé y realmente me siento muy a gusto, pudiendo atisbar la esencia del verdadero Budo.
 
Comienzos en el entrenamiento:
Desde el principio vas percibiendo las torpezas propias y me refiero solo al mero hecho de andar o moverme... así como ese sentimiento de "uf cuantas cosas hay que tener en cuenta...", pero poco a poco y con el tiempo vas comprobando que aquello que hacías, de formas descoordinada y "bruta", va tomando forma e integrándose en uno mismo.
La práctica del Aikido me ha aportado beneficios notables en la condición física, reequilibrio integral y auténtica defensa personal.
 
       
 
Destacaria como arte marcial, (a diferencia de otras artes marciales en las que impera "machacar al adversario"), ante una situación de agresión, te permite resolver de forma simple y contundente a la vez, sin lesionar al atacante, tratando de disuadir con ello una confrontación a mayores. Cierto es que depende de nosotros la actitud y forma de emplearse.
El Aikido es mucho mas que defensa personal, al observar a los compañeros más avanzados y al Maestro realizar las técnicas con un porte sereno y su acción magistral, te das cuenta de lo profundo de este arte...percibiendo esa elegancia y un "hacer sin hacer...", algo a lo que todos aspiramos a alcanzar algún dia.
 
La exigencia de esta práctica es tal que implica a todo tu "ser", un todo de forma coordinada, para estar y actuar en el "momento", como en la música o cualquier otro arte que se precie. El asunto es complejo y requiere constancia y verdadera entrega de uno mismo, condición "Sine Qua Non".
La práctica del Aikido te va transformando interiormente, poco a poco, es algo inherente y muy sutil, pero sin duda va "llegando" a todas las actividades que realizamos a diario, creo que cuanto más mejoras "tu Aikido" mas se armoniza la vida cotidiana en todos sus aspectos...tomando esta otro cariz y propiciando una verdadera evolución de la persona.
                                                                                                                                    
                                                                                                                                      Ricardo Caneda